domingo, 1 de enero de 2012

Bomec


C/ San Joaquín, 8

Este local de la calle San Joaquín, 8 tiene tantos tés como variedades hay en el mundo. Maderas oscuras en el suelo, rojos y verdes en la pared, teteras de todos los tamaños y colores, lámparas de papel naranjas, azules y rosas. La decoración es una mezcla de estilos orientales, que te envuelve nada más entrar. Todo ello ambientado con música chill out y el murmullo del agua.


Bomec nació en la Gran Vía en el año 2000, pero Pablo González, uno de los propietarios, explica que no había espacio para hacer un salón de té. Este y su socio José Merino, un ex jugador de baloncesto del Real Madrid, tomaron la iniciativa de abrir este inusual negocio cuando Merino era incapaz de encontrar en la capital española los tés que compraba en otras ciudades del mundo. En el año 2002 se trasladaron a la mencionada calle San Joaquín, donde todos los tés que se venden a granel también se sirven en el salón.

El té escogido por el cliente llega bien acompañado. Unas pastas hechas de forma artesanal y muy especiales, elaboradas a base de té, aparecen presentadas en un plato de estilo oriental. La particularidad de las pastas es que solo se sirven en este salón, abierto únicamente de cinco a nueve de la noche, y son creación del maestro pastelero de Lhardy, hoy más un restaurante-cafetería que nació en 1839 como pastelería en la Carrera de San Jerónimo, 8. 

Foto de Lorena Carpintero Toscano

Pablo González explica lo difícil que es encontrar un pastelero que entienda la importancia del color verde en las pastas del té que sirve, sin embargo en Lhardy, se comprende y se esmeran por conseguirlo. Pero además de esta curiosidad de denominación española, también se sirve una delicatessen japonesa, Daifuku, dulce relleno con pasta de judía roja.

Un lugar para los amantes del té y por que no, del dulce capricho.

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